Como comenté en "Poniendo las cartas sobre la mesa", desde el primer episodio de Perdidos, Jack Sheppard destaca entre la mayoría de los supervivientes al accidente que les dejó abandonados en La Isla.
Justo en el momento en que recobra el conocimiento tras el accidente, comienza a socorrer a todo el que encuentra, ya que entre otros motivos en su vida cotidiana se ganaba la vida como médico, y ello fue uno de los motivos que asentaron las bases para que los demás comenzaran a verle como un líder.
Pasados los primeros días y superado el primer "shock", siempre que alguien se ponía enfermo o necesitaba apoyo psicológico o de cualquier tipo recurría a Jack, y éste, estuviera en disposición o no, lo dejaba todo para ayudar a los demás.
Desarrollar esa actitud le llevó a un agotamiento físico y mental que le hizo caer tan enfermo que su vida llegó a peligrar, e incluso en esa extrema situación quería seguir ayudando.
Por ello, podría considerar que en esta vida hay personas que dan su vida por los demás, pero esa entrega no debería ir nunca más allá del equilibrio entre lo que esas personas quieran y puedan hacer, y el sacrificio que les implica hacerlo. Además no deberías olvidar...
... que la vanidad puede tener curiosas formas de expresión.
PD: Este pasaje se lo quiero dedicar a mi compañero José Arjona Ríos, de cuyas ideas y experiencia aprendo a diario.
... que la vanidad puede tener curiosas formas de expresión.
PD: Este pasaje se lo quiero dedicar a mi compañero José Arjona Ríos, de cuyas ideas y experiencia aprendo a diario.
La vanidad puede ser el móvil de una buena acción, pero no de muchas más. La entrega continuada es siempre hija de la generosidad y la compasión. Creo yo. Salud(os).
ResponderEliminarMuchas gracias por tu aportación José Antonio. Recibir comentarios a las entradas siempre es un placer, sobre todo si generan debate. A ver si alguien más se anima.
EliminarSalud(os)
Yo creo que la vanidad no casa muy bien con el tipo de entrega de Jack.
ResponderEliminarPienso que esa entrega altruista se corresponde con un nivel moral muy alto (según los estadios de desarrollo moral de Kholberg, se correspondería con el estadio post-convencional).En dicho estadio impera la regla moral: "hacer al otro lo que quiero para mí".
Un besito Pepe, gracias por hacernos pensar, de vez en cuando...:)
Muy interesante tu argumentación, Carmen. Éste, será quizás uno de los pasajes que podamos tratar si algún día hago la presentación del blog tal y como me han propuesto.
EliminarTal y como he hablado con José Arjona Ríos, quizás es necesario conocer la trayectoria de Jack para poder valorar la posible perspectiva de la vanidad. Como matiz significativo, José (mi compañero del CEP) considera importantísimo saber que el padre del Doctor Sheppard tenía serios problemas con el alcohol que le llegaron a cometer nefastas negligencias que posteriormente pedía a su hijo Jack que encubriera.
De todas formas, la vanidad es solo una posibilidad a considerar, y personalmente me gusta que surja el debate ya que hace que cada entrada sea más rica. Muy seguramente volveré a hablar de Jack, ya que es reflejo de muchos ejemplos a seguir y de errores que no deberíamos cometer.
Gracias por estar siempre ahí Carmen.
Un fuerte abrazo ;)
Un texto muy instructivo. Me encanta. ¡Muchas gracias, compañero!
ResponderEliminarun abrazo del alma
Pues nada, a aprovecharlo y a ponerlo en práctica.
EliminarOtro abrazo para ti.