jueves, 10 de octubre de 2013

Casas... ¿encantadas?


Después de una semana cargada de trabajo e ilusión, por fin he podido sacar un claro para como tenía pensado, sentarme y componer un nuevo pasaje dejando para otra ocasión aquellos que todavía tengo macerando en el tintero:

La duda, puede surgir al plantearnos situaciones o ubicarnos ante disyuntivas que como vimos anteriormente, y tanto si acertamos en la elección como si no, podemos aprender de ello haciéndonos mejorar en el camino del Jedi. De hecho... como podría extraer de "El Vacío de La Fuerza", hay Maestros que se cuestionan con bastante frecuencia si son merecedores de tal título, o si la forma en la que aprenden o enseñan el uso de La Fuerza es la correcta, pero muy posiblemente olvidan considerar que aquel que no se plantea dichos interrogantes, muy posiblemente esté lejos del sendero de la sabiduría y la experiencia. Y hablando de dudas, preguntas y disyuntivas... siempre hay una que me suele venir a la cabeza desde que me hice aficionado al cine de terror, y en particular al referido a las casas encantadas:

Si hay fantasmas en la casa... ¿¿¿Por qué no se van???

Ciertamente, si los entes del más allá están ubicados en un lugar concreto y la cuestión se puede solucionar por la vía rápida podría ser muy recomendable, pero bajo esta pregunta que hace referencia a un problema en principio con fácil solución, puede haber latente una realidad bastante más compleja: 

Así por ejemplo, en una antigua película producida y co-escrita por Steven Spielberg, al final de la misma sus protagonistas terminan cambiando de casa, sin embargo en la secuela de la misma vuelven a encontrar espíritus, por lo que terminan abandonándola para intentar solucionar el insistente mal, que como era de esperar vuelve a aparecer en la tercera y última entrega.

Por ello y considerando lo expuesto hasta el momento, si encuentras espíritus en tu casa, decides mudarte y los vuelves a encontrar, repites el proceso y obtienes idéntico resultado...

... quizás deberías plantearte que el problema podría no estar en la casa.

Imagen con licencia CC cortesía de Ricargo Aguaceril.

PD: Este pasaje va dedicado a la Delegación de Estudiantes de la Facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla, a todos los que asistieron a mi ponencia "Aprender de la Ficción: Los Apuntes del Joven Padawan", y a alguien que me recordó mucho a mí en mis inicios como "Guerrero de la Luz": la simpatiquísima Ester Ciria.

PD2: Respecto a la temática de hoy (en lo que al sentido artístico se refiere), me gustaría destacar que  agradezco mucho que las nuevas películas del género empiecen a cuidar este tipo de detalles, tal y como sucede en "El Expediente Warren". En mencionada película, la familia que sufre los fenómenos extraños plantea como solución escapar de la casa, y una pareja de expertos en la materia deja claro que los fantasmas se habían convertido en un problema que de no afrontar les acompañarían allá donde fueran.




4 comentarios:

  1. A veces parece que el concepto que tenemos de nosotros mismos y de los demás no es sino imagen, la que se refleja en ellos y nos devuelven, como si fueran espejos donde nos vemos. En correspondencia, nosotros percibimos a quienes tenemos delante como proyección de nosotros mismos. Así, el conocimiento de sí mismo y los otros es resultado de un juego de imágenes algo complejo. Contaban de un profesor que, al preguntarse por qué unos días sus alumnos estaban alborotados y otros más tranquilos, descubrió que en su clase no había niños, sino espejos. Salud(os), Pepe.

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    1. Enorme comentario José Antonio... enorme. :)

      Muchas gracias por participar.

      Un fuerte abrazo.

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  2. Y de ahí la gran frase que dice, "si todo el mundo está en tu contra, quizás la culpa no sea del mundo"

    Milo ^_^

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