La mayoría de nosotros conocemos a Óliver y Benji y sus antológicas cabalgadas a través de interminables terrenos de juego, sus tiros con efecto y sus espectaculares paradas, pero casi nadie sabe quiénes son Rafael Masten y Boodie Fox, de otra serie futbolera llamada Supergol.
En esta segunda serie, el equipo protagonista era el King, conformado por un grupo de amigos de la escuela que acogía a todo el que quisiera jugar independientemente de su rendimiento o su forma física (destaquemos a Buch por su sobrepeso o a Timoty por su falta de espíritu), por lo que en sus comienzos perdían todos los encuentros con grandes goleadas. Curiosamente, perder tantos encuentros desanimó a los capitanes y el día que decidieron disolver el equipo y más hundidos estaban, fue cuando conocieron a Rafael, que ofrecía al equipo cierta habilidad, pero sobre todo mucha ilusión y ganas de disfrutar jugando.
Con la incorporación de Rafael optaron seguir adelante, y partido a partido comenzaron a apreciar el gran valor del trabajo en equipo y el placer por jugar al deporte rey, por lo que comenzaron a ganar encuentros hasta llegar a ser un equipo respetable, y consiguieron llegar a una final para casi ganarla.
De Supergol, aprendí grandes valores como la amistad, el esfuerzo, y sobre todo el compañerismo y el respeto al rival. Maravillaba ver cómo el portero de su gran rival (El Número 1) animaba continuamente al King a tener paciencia y esforzarse para seguir mejorando, y cómo a través del deporte estableció una estrecha amistad con Rafael.
Por todo, para focalizar el mensaje podría destacar aspectos como que el rival no tiene por qué ser enemigo, que nunca hay que darse por vencidos, y que el respeto y la compenetración son fundamentales para mejorar como equipo, pero sobre todo matizaré que no estoy hablando de fútbol y ...
... que para divertirse jugando no es necesario marcar gol.
Fotografía con licencia CC cortesía de Philipp Hilpert