Este fin de semana, he tenido el enorme placer de visionar un filme que aúna varias de las ideas y teorías que han rondado en mi cabeza desde que era pequeño y que se concretaron a lo largo de mi adolescencia: Las Posibles Vidas de Mr. Nobody. Personalmente considero que la película en sí es un enorme pasaje del que podemos adquirir gran cantidad de aprendizajes, y por ello, muy posiblemente vuelva a hacer otro post sobre ella y no descarto escribir un artículo monográfico. No obstante, antes de profundizar voy a plantear una cuestión que me sirva para afianzar el mensaje de hoy:
Desde que tengo uso de razón, encuentro en mi entorno personas que se comportan de una forma determinada ante cierto tipo de acontecimientos. Así, muy seguramente conocerás a alguien que no se lava el pelo antes de un examen, que cuando juega su equipo de fútbol se sienta en un lugar determinado, que se pone una determinada prenda cuando sale a ligar, o un largo etcétera.
Si vuelvo a la película que he mencionado, nada más comenzar se expone que de forma intuitiva cuando una paloma acciona una determinada palanca y obtiene una recompensa, asocia que realizar esa acción implica un premio, y por ende... continúa realizándola. Sin embargo, cuando la mencionada recompensa se programa para ser expendida en un tiempo determinado, la paloma no sabe qué es lo que ha hecho bien para recibir dicho premio, y si en ese momento ha movido sus alas, interpreta que ésa es la causa de su recompensa y por tanto cuando quiera comer, aleteará esperando encontrar su recompensa.
Por ello, cuando tu equipo vaya perdiendo y vayas a cambiarte de sitio para que pueda remontar el partido, recuerda el aleteo de la paloma y plantéate la siguiente pregunta: