Poder; aquello que mucha gente anhela y de lo que otros tantos presumen; fuente de envidias e idolatrías; traiciones y alabanzas... A lo largo de la historia de la ficción, hemos podido ver cómo alrededor de ese punto han girado miles de historias, y considerando que el tema permitiría abordar varios pasajes y que por algún lado habría que comenzar, en esta ocasión lo trataré desde la perspectiva de un gran amigo que ha querido hacer una aportación como regalo en mi 34º cumpleaños, que moldearé y regalaré en su transición a la tercera década: el gran Milo Atreides.
La versión cinematográfica de X-Men comienza con una escena bastante común en la adolescencia, en la que una encantadora chica embriagada de amor se dispone a dar su primer beso. Caras sonrojadas, respiraciones entrecortadas, la inquietud ante tan inminente primer momento,... todo ello presuponía un momento mágico que por caprichos de la evolución genética, fue arrebatado de los brazos de la joven Pícara al contemplar con horror cómo el aspecto de su novio se iba consumiendo hasta las puertas de la muerte.
Anne Marie pudo comprobar que al igual que ciertas personas que empezaban a darse a conocer en el mundo era mutante, y que tenía el poder de absorber la energía vital, los recuerdos y los poderes (de tenerlos) de aquellos a quienes tocara aunque con un considerable descontrol de los mismos, y con las graves consecuencias que puedes imaginar. Por ello, aunque la joven Pícara podía obtener todo el poder que deseara, cuando se le presenta la oportunidad de desprenderse para siempre de su particularidad no lo duda un instante. Aspectos tan simples y cotidianos como pueden ser una caricia, un beso o un simple abrazo, eran para ella algo prohibitivo y anhelado, y al lado de estas pequeñas grandes cosas todo el poder del mundo carecería de sentido.
En la vida nos solemos encontrar con personas que nos animarán a conformarnos con lo que nos viene, otras que estarán cegadas por el ansia de éxito o reconocimiento, y otras que mientras se encuentran o avanzan por el camino, olvidan que muy posiblemente su destino se encuentra bajo sus pies. El ansia nos ciega, y la apatía nos consume, pero mientras avanzamos por la senda no debemos olvidar...
...que la grandeza suele estar en esas pequeñas cosas que nos rodean, o como decían los Héroes: "poco es tanto, cuando poco necesitas".
Imagen con licencia CC cortesía de Vincent Milum Jr.
PD: Muy seguramente habrás pensado que Anne Marie podría haber mantenido su "don" e intentar con el tiempo aprender a controlarlo, pero bajo su perspectiva, y en ese hipotético caso, mientras llegara o no ese ansiado día... ¿cuántas pequeñas cosas habría dejado por el camino? Recuerda que solo tú debes decidir dónde se encuentra el equilibrio entre la entrega o la recompensa y el sacrificio pudieran implicar.
PD2: En aquella moraga en julio de 2005 junto a la barbacoa, nuestra atención estaba en el fuego mientras se hacía la comida, pero aquello no impidió que con el paso del tiempo nos diéramos cuenta de que lo que parecía justo lo contrario fue la chispa que prendió esta amistad que tanto valoro. Fran, muchas gracias por tu aportación y espero que mi versión no haya hecho que te eches las manos a la cabeza. Un fuerte abrazo, caballero Jedi.