martes, 20 de marzo de 2012

Cuando nos apartamos del camino



Hoy, me he llevado una grata sorpresa al comprobar que un gran amigo ya está usando este blog para trabajar ciertos aspectos de su vida. En este caso en particular, que alguien tan cercano me hable de "con qué ojos vemos el mundo" como un apoyo es un honor tan grande que se merece cuando menos, dedicarle el presente pasaje. Evidentemente, no revelaré su identidad, pero diré que se formó para uno de los oficios en los que jamás podría realizar su trabajo con Supermán.

Por lo que he podido comprobar, el hombre de acero es un personaje muy querido por muchos de nosotros no sólo por sus grandes poderes, sino por su admirable personalidad, ya que es un hombre justo, comprometido, amable, simpático y que además... nunca miente. Sin embargo, una de las veces que Lex Luthor quiso usar la kriptonita contra nuestro héroe, ante la falta de materia prima tuvo que combinar ciertos elementos para generar una de carácter sintético con propiedades que no podía imaginar. En esa ocasión, el compuesto kriptoniano no mató a Supermán, sino que le volvió apático, despectivo hacia los débiles, agresivo,... e incluso comenzó a tener problemas con el alcohol.

Evidentemente, nuestro héroe buscó en su interior y tras una dura batalla consiguió vencer al mal que le consumía por dentro, volviendo a ser el increíble ser que era hasta el momento. No obstante, a pesar de que Lex Luthor siempre realizaba actos despreciables, en el momento que más delicado de Supermán, la rabia de sus seguidores hacia él era inmensamente desmesurada en comparación a la que dirigían al malechor, y solo el sincero e inocente calor del corazón de un niño fue el que ayudó al hombre de acero a retomar su vida.

Incluso los seres más poderosos tienen derecho a equivocarse y necesitan nuestro calor en los momentos que menos lo merecen, y de igual forma, errar es mucho más fácil y se hace notar mucho más cuando la pureza de tus actos es la que guía tu camino.


Fotografía con licencia CC cortesía de B Tal

5 comentarios:

  1. Esta entrada me gusta, la autoexigencia te puede hacer llevar mal el error.

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  2. Esta claro. Todo el mundo necesita ayuda alguna vez, sobre todo cuando obra mal, que es cuando peor se encuentra..

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  3. Gran personaje.
    Y gran reflexión. :)

    Miguel.

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