miércoles, 12 de diciembre de 2012

Lo más bello




Hay momentos en la vida en que considero necesario romper con las normas establecidas y dejarse llevar por la a veces ansiada inspiración, que en un momento determinado y de una forma especialmente elegante orienta nuestro camino hacia sus mejores puertos. Hoy, es uno de esos momentos, y por ello antes del pasaje de mañana voy a volver a hacer un inciso entre mis pasajes:

Normalmente, cuando solemos ver una película solemos empatizar con uno u otro personaje según nuestra experiencia o nuestros propios intereses, y ayer, en lugar de hacerlo con el gran Egwan McGregor, un padre de familia de unos 40 años que a su vez es un actor que admiro, lo hice con el que en el filme es su hijo mayor... el rebelde pre-adolescente Lucas.

Como ya sabrás, "Lo Imposible" narra la historia real de una familia que sufre el tsunami que arrasó la Costa del Sudeste Asiático en 2004, y representa para muchos el reflejo en la pantalla de los horrores que invadieron la vida de miles de personas en una situación en la que salir vivo se presentaba casi como un milagro.

Haciendo un considerable esfuerzo para transmitir sin impedirte disfrutar el filme sin "spoilers", comentaré que al principio de la película el personaje interpretado por el protagonista de "Trainspotting" estaba aparentemente agobiado por un futuro laboral que podría impedir a su familia mantener el nivel de vida al que estaba acostumbrado. A pesar de ello, su amada esposa (Naomi Watts) relativizaba los problemas, puesto que para solventar las posibles adversidades únicamente debía retomar su anterior carrera profesional como médico, que había abandonado temporalmente para criar a sus hijos. Segundos después, cuando el tsunami arrasó todo a su paso, mencionadas preocupaciones no pasaron siquiera a un segundo plano, sacando a relucir el que debería ser el verdaderamente importante objetivo en la vida: vivir.

Mientras estuve en el cine, en cada fotograma me veía reflejado en el joven Lucas, y no dejaba de acordarme de mi madre (y de algunas amigas que ya lo son), ya que habría actuado exactamente igual que lo hizo María al afrontar la situación que hoy presento, y que tan bien reflejada quedó en una emocionante película capaz de sacar lo mejor de nosotros mismos.

Por todo ello, nunca olvides que sólo se vive una vez, y que no hay nada más bello...

...que el amor de una madre.


Fotografía con licencia CC cortesía de Paul www.castaways.com.au

PD: Este inciso entre mis pasajes evidentemente va dirigido a mi madre, Lola, que día tras día sigue animando y apoyando a su hijo a cumplir todas sus ilusiones, y a todas mis amigas que de forma relativamente reciente han sido madres. Vicky, Vane, Ali, Conchi, Elisa, Lourdes, Rocío, Silvia, Mai,... ya sabéis que os quiero.

4 comentarios:

  1. si es que madre no hay mas que una... y a tí te conocí en la calle ... ¿no? :)

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  2. Me impactó la película y acabo de leer este post y he vuelto a revivir las emociones de cada fotograma. La vida no es buscar milagros para que tenga sentido, para mí la vida es ya un milagro :) y las madres son el primero que te encuentras al nacer.

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