jueves, 19 de septiembre de 2013

Aquiles



Hace unos años, al mantener una charla con el padre de un amigo centramos la conversación en los héroes de La Ilíada, y para sorpresa de mi contertulio al apartarme quizás de lo esperado, destaqué el papel a desarrollar por Héctor como consecuencia de las que podría considerar irresponsables actuaciones de su hermano Paris. Por ello, y con una sonrisa cargada de entusiasmo este sabio al que también considero Maestro Jedi dijo:

"¡Aun hay esperanza!".

Hoy, dejando a un lado el motivo que despertó la consideración que me mostró aquel día el señor Villén así como el significado del mismo, voy a centrarme precisamente en la parte más significativa de la persona que despojó la vida al mencionado y por mi parte admirado Guardián de Troya:

(Aunque no trataré la trama principal de la serie "Homeland", si no viste su segunda temporada y no quieres conocer una de sus historias secundarias no sigas leyendo. Este pasaje seguirá aquí esperándote cuando lo hayas hecho)


En la recomendadísima serie Homeland, además de una elaborada trama caracterizada por agentes dobles (o no) y terrorismo internacional, podemos encontrar personajes muy variados con personalidades e intenciones quizá aun por descubrir (en estos momentos que se acerca la tercera temporada). En el pasaje de hoy, y al igual que en la conversación citada en la introducción del mismo, no me dejaré llevar por la inercia y no destacaré a su protagonista, ni hablaré de ningún hecho trascendental de la serie, sino que destacaré el descubrimiento a nivel personal realizado por otro de sus personajes: Saúl Berenson.

Saúl se presenta como un hombre enormemente comprometido en un puesto de gran responsabilidad que desde hacía tiempo estaba consumiendo parte de su vida personal, motivo por el que su esposa llega a plantearle dejar la relación. Tras varios ruegos y discusiones, el jefe de división de medio oriente de la CIA consigue convencer a su amada para una nueva oportunidad, sin embargo, nada más comenzar con la misma recibió una llamada de trabajo... a la que evidentemente acudió. Al volver a casa, su amor, su pasión, su vida... se había ido, pero tomó consciencia de algo que supuso para él una gran lección: "acudir siempre que me llaman... ¡ese es mi talón de Aquiles!".

Supermán y la kryptonita; Marty McFly no soporta que le llamen "gallina"; Tony Stark y el alcohol,... muchos de los personajes del mundo de la ficción tienen un talón de Aquiles (o varios) a través del cual pueden debilitarse, descontrolarse, o perder aquello que más quieren. En ciertas ocasiones... tanto allegados como enemigos son conocedores del mismo y pueden usar dicho saber para sus propios intereses. Por todo ello mis preguntas son...

... ¿Y tú? ¿Sabes cuál es tu talón de Aquiles? ¿Alguien más lo sabe?

Si no es así no dejes que otros lo averigüen antes (si no lo saben ya ;)

Imagen con licencia CC cortesía de DonkeyHotey


4 comentarios:

  1. Bruce Wayne, en las nuevas y magnificas películas de Nolan, se pone la mascara para ser un simbolo, para que sus enemigos no sepan quien es y poder proteger lo poco que le queda. El único talón de Aquiles que tiene este caballero de la noche, es el limite que pueda tener un ser humano.

    Esa mascara, ese simbolo, es el que debemos usar para no dejar ver cuales son nuestras debilidades, y como bien dices, hay que saber con quien quitarse la mascara y ser uno mismo.

    Grande este pasaje señor Arjona, entra en la lista de mi top 5.

    Milo ^_^

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    1. Muchas gracias Milo-Kun por tu valoración y por el gran comentario que aportas. Muy fino... sí señor!

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  2. Creo que nadie lo conoce, aunque temo que se me empiece a notar demasiado... Y lo que es peor, que comience a darme igual este hecho. A veces no es tan importante el talón de Aquiles, sino lo que estés dispuesto a hacer y soportar por mantenerlo oculto.
    Un saludo Pepe, como siempre, genial.

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    1. Es cuestión de hablarlo en persona y con la calma que merece, pero es posible que el hecho de que pueda darte igual es porque a lo mejor ya no es tu talón de Aquiles. Sea como sea... siempre es un placer encontrar comentarios de personas como tú.
      Un abrazo, Pumu.

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